Estimado Consejo de la Comunicación, les envío mi participación en la convocatoria "¿y tú, cómo rechazas la deshonestidad?". Espero les agrade.

Hace unos días caminaba por la calle cuando me llamó la atención un cartel en un parabús. Siendo diseñador, no pude evitar saborear el reflujo estomacal en mi boca--signo inequívoco de que mi estómago protestaba lo que veían mis ojos. Más tarde un amigo expresó sucintamente lo que sentí ese día: Al que diseña chafa, llámalo vómito de vagabundo.

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Foto por Gnomonation

Luego me enteré que dicho organismo estaba organizando un concurso de cartel, anécdota y fotografía, relacionado al tema "¿y tú, cómo rechazas la deshonestidad?". Leyendo las bases, me enteré al enviar tu participación a este organismo estás cediendo todos los derechos de tu obra, ganes o no. Esto es exactamente lo que dicen las bases:

"La participación en el concurso implica la aceptación y la cesión de derechos por parte del autor de que el arte será incluido en los archivos del Consejo de la Comunicación, y que así mismo podrán ser utilizadas posteriormente por el Consejo de la Comunicación para los fines que éste requiera."

Léase: una vez que les envías tu participación no podrás usarla para fines propios, ya que el Consejo de la Comunicación es dueño absoluto de tu obra. Pueden hacer lo que se les venga en gana con tu participación. De por sí organizar un concurso de diseño es un tema polémico, pero apropiarse de los derechos de todos los participantes es indignante. Es una actitud completamente deshonesta por parte del Consejo de la Comunicación, parece ser que --como lo demuestran sus nauseabundos carteles-- carecen de diseñadores talentosos, así que recurren a convocatorias para engordar su "archivo de arte" que podrán explotar con la modesta suma de los premios del concurso.

Así que no me callé, llamé ladrón al que roba, en su cara. Participé en su estúpido concurso en la categoría de anécdota diciéndoles sus verdades. Claro que esto hubiera caído a oídos sordos, así que también lo publiqué en mi humilde weblog donde espero tenga mayor repercusión.

Muchas gracias miembros del Consejo de la Comunicación por ofrecer la oportunidad de ventilar mi frustración a través de su concurso. Con todo gusto cedo mis derechos a esta anécdota para que la publiquen en cuanto lugar se les ocurra. Lo importante es denunciar a estos rateros, aunque espero que no les moleste que use un texto de su propiedad en mi weblog.

Un saludo cordial
Mark MacKay