Hace un par de semanas Gizmodo reveló los planos del hogar que se piensa construir Steve Jobs en Woodside, California. Más allá de la obsesión por la vida privada de Jobs, me llamó la atención el intento de inferir su personalidad en base a sus decisiones arquitectónicas:

[...] "Yo diría que Steve Jobs y familia están bastante cómodos consigo mismos, y no intentan demostrar nada a nadie", afirmó [la psicóloga ambiental]. "Han pensado lo que necesitan en una casa y lo han construido". En términos de diseño, la nueva casa está dominada por líneas rectas, indicativo de un fuerte sentimiento de control, según la psicóloga.

Suena un poco a horóscopo. ¿Qué casa no está dominada por lineas rectas? ¿Quién podría pensar que un billonario tiene algo que demostrar al mundo? Sin embargo, hay bastantes puntos acertados en el artículo, aunque quizás hubiese sido más interesante no informarles del dueño, para no contaminar la crítica de la casa con el dueño.

¿Es posible hacer lo mismo con un desconocido? Quizás: así como tu elección de atuendo, música, y literatura seguramente revelan detalles de tu personalidad, tu hogar seguramente revela muchas otras cosas, quizás más profundas. Desafortunadamente la mayoría de nosotros no tenemos la oportunidad de construir nuestra propia casa, pero la manera en la que diseñas tu espacio también refleja mucho de ti.

Es poco fiable hacer un diagnóstico en base a la calidad de los muebles, si alguien viera la primera casa que amueble junto con un amigo habría llegado a la conclusión de que no teníamos gusto alguno. Acabábamos de salir de la universidad y coincidimos trabajando en una ciudad nueva, sin ahorros, los dos comenzando de cero. Así que fuimos a Walmart y compramos un par de colchones y nos apañamos con lo que pudimos: mesas y sillas de plástico y el refrigerador más barato que había.

En Europa prácticamente todas las casas de jóvenes están amuebladas con IKEA, si quieres escapar de ello tienes que pagar substancialmente más por cosas horrorosas.

Lo que es bastante más relevante es el orden en el que compras las cosas: primero cubres tus necesidades básicas: una cama, una mesa, y una silla. En México se renta sin electrodomésticos, así que el refrigerador seguramente estaría alto en la lista de prioridades. Después de eso se vuelve interesante.

¿Una tele? ¿Una mesa para el ordenador? ¿Un sofá?

Alguna vez me he sorprendido de llegar a una casa que lo tenía todo excepto cocina. Evidentemente el dueño no era muy dado a cocinar. En otra ocasión, me encontré una casa recién construida con la fachada impecable, pero todavía en obras por dentro, con apenas muebles (a pesar de que los dueños ya la habitaban). No quise indagar, aunque supongo que el estatus social les importaba mucho.

Otro amigo me contó de una persona que sólo compró un colchón, y comía en platos y vasos desechables, a pesar de tener dinero de sobra para amueblarla. Asumo que no consideraba su hogar como un espacio para habitar, sino simplemente un lugar dónde dormir y ducharse.

También es interesante ver si la primera televisión se pone en la sala o en la habitación, porque revela si el ver la tele es un acto social o privado. Me he dado cuenta de que los fanáticos del deporte la ponen en la sala, pues es más apto para ver un partido con los amigos.

Si alguna vez has tenido que amueblar de cero, estaré encantado de leer qué fue lo primero que compraste, y tu razonamiento al hacerlo.