José "el Jamaicón" Villegas nació en una pequeña comunidad de obreros llamada La Experiencia, en el estado de Jalisco. Un paréntesis para los no-mexicanos: Jalisco es el segundo más representativo de la cultura mexicana (después de Puebla, por supuesto), cuna del mariachi y el tequila.

Creció en el seno de una familia tradicional mexicana, y como casi todos los jóvenes de su pueblo, trabajaba en un telar y jugaba al futbol en sus ratos libres. Su habilidad en la posición de defensa le permitió jugar con uno de los mejores equipos del futbol mexicano: el Chivas de Guadalajara. De origen humilde, supongo que nunca se imaginó hasta dónde lo llevarían sus piernas: ganó 8 campeonatos de liga con el Chivas, asistió a 13 eliminatorias mundialistas y jugó en dos mundiales.

Sealtiel Alatriste (PDF) cuenta que en uno de sus primeros partidos internacionales, tocaba jugar contra Inglaterra, y se había depositado muchísima confianza en sus habilidades. Pero el buen Jamaicón lució por su ausencia: el delantero derecho inglés pasó como juan por su casa y el marcador terminó en 8-0 (no hace falta mencionar a favor de quién). En una entrevista que le hicieron horas después, el defensa manifestó que su decepcionante actuación se debía a que extrañaba a su mamacita, que llevaba días sin comer birria (un platillo picante tradicional de Jalisco) y que la vida no era vida si no estaba en su tierra.

Otra anécdota cuenta que un día se escapó de una cena que se ofrecía a la selección mexicana en Lisboa, previo al mundial de Suecia 58. El entrenador se percató de esto y lo encontró en el jardín del hotel, sentado bajo un arbol, abrazando sus piernas mirando las estrellas melancólicamente. Al preguntarle si ya había cenado y si todo estaba bien, el Jamaicón respondió: "Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes y no esas porquerías que ni de México son".

Desde entonces, el fenómeno de extrañar tanto México se conoce como el Síndrome del Jamaicón Villegas.

Estoy en España unas cuantas semanas asistiendo a Javier Cañada con algunos proyectos y puedo confirmar que el síndrome es real. Lo que más extraño de México: los amigos, los tacos al pastor, y mentar madres en español mexicano.