En Moccablog y en HTML Life se está dando una discusión que nunca muere en el círculo del diseño: ¿El diseño es arte?
Mi respuesta es un categórico no.
Hace un año, después de una discusión respecto al tema, un amigo me hizo una solicitud poco común: quería que le hiciera una obra de arte. No había limitantes de medio ni de técnica. Podría ser desde un performance hasta una escultura. El único requisito que había era que me tenía que gustar a mí.
Ya ha pasado ese año y no he podido hacerlo. Aunque tengo todas las habilidades técnicas y teóricas -color, composición, óleos, acuarelas, guache, carboncillo, aerógrafo, lápiz y demás- símplemente cuando comienzo a bocetar me encuentro pensando en qué le gustaría a él, no a mi. No es una expresión mía, es algo hecho para complacer a alguien. No es arte.
Sin embargo, el tratar de hacerlo me ha abierto los ojos con respecto a la distancia que existen entre las dos disciplinas. El proceso es radicalmente distinto, cuando diseño sigo una metodolgía a fin de resolver un problema. Cuando hago arte realmente no sé que estoy haciendo, no hay método ni objetivo. Y no es que uno sea mejor que otro, simplemente son cosas enteramente distintas.
De manera más sencilla, decir que un diseñador hace arte es cómo decir que un ingeniero civil hace escultura o que un periodista hace literatura. O que una teibolera hace danza.