Algunos años atrás hubo un comercial en la tele donde se presentaban 15 segundos de pantalla en blanco, en silencio completo. Al final del comercial se escuchaba una voz que decía "15 segundos de reflexión, cortesía de empresa x. Me pareció cautivador. Hace tiempo Milton Glaser dijo que el cartel debe de ser un grito en la pared, que atrape la atención y obligue a percibir el mensaje. Los publicistas lo adaptaron con entusiasmo a su práctica profesional, el problema es que ahora todo son gritos, y curiosamente ahora lo único que llama la atención es el silencio.
A principios de este año, en São Paolo, Brasil; se prohibió toda la publicidad exterior: espectaculares, anuncios, volantes, carteles y demás. Los anuncios de los negocios se regularon de acuerdo al tamaño de sus fachadas. Evidentemente se encontraron con mucha resistencia por parte de los publicistas, cuyos alegatos eran:
- Se inhibe la libertad de expresión
¿Entonces el spam también es libertad de expresión? La libertad de expresión la ejercen los individuos, no las corporaciones. - Se pierden fuentes de empleo
Cierto, pero la tendencia de las corporaciones es tener un presupuesto fijo para publicidad, el cual invertirían en otros medios, creando nuevas fuentes de trabajo. - Los consumidores tendrían menos información para realizar decisiones de compra
Información y persuación son cosas diferentes. Difícilmente la publicidad puede ser una fuente de información. - Habría menos iluminación en las calles, y se volverían más inseguras
Por favor, no somos estúpidos. La luz apunta a su anuncio, no hacia la calle.
El problema de la publicidad exterior es que tiene genera valor a la sociedad. El precio de una revista o periódico es muy inferior a sus costos, gracias a la publicidad. Puedo ver televisión gracias a los anuncios. Puedo leer [algunos] blogs gracias a AdSense. Su relación con los lectores es simbiótica, pero en el caso de la publicidad exterior es parasítica. Es el equivalente al spam en la vida real.
Así es como se veía antes:
Aquí hay un ejemplo de cómo se ve São Paolo en estos momentos:
Lo curioso es que tienen un parecido inmenso a un proyecto que hace algunos años hizo Matt Siber, The Untitled Project, que consistía en quitar el texto de la publicidad y los anuncios en fotografías:
Curiosamente São Paolo parece un lugar abandonado sin publicidad. Supongo que algún día retirarán las estructuras metálicas que sostenían los espectaculares y se verá bien.
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