La semana pasada regresé a Puebla después de mes y medio en Madrid. Una vez superado el síndrome del Jamaicón puedo afirmar que Madrid es una ciudad acojonante en muchísimos sentidos, me encantó. Este es el balance:
Lo bueno
- El transporte público: el metro es eficiente, limpio, y hay paradas por doquier. Me subí al autobús solo una vez, misma experiencia. Debo de admitir que los taxistas no son los psicólogos del pueblo como en México, pero hacen su trabajo bien.
- La paella: estoy seguro de que la paella que probé distaba mucho de ser la mejor de España (un restaurant al azar), y sin embargo es la mejor que he probado en mi vida.
- Es una ciudad amistosa con el peatón: semáforos peatonales en todos lados, los autos no invaden las rayas peatonales.
- Las propinas: en México casi todos los empleados de restaurant ganan el salario mínimo (alrededor de $4 USD diarios), por lo que el cliente es el que tiene cubrir su salario dejando una propina del 10%. La única ocasión en la que no dejas propina es cuando de verdad el servicio es atroz. España tiene un sistema diferente que todavía no descifro muy bien (diferentes personas dejaban diferentes propinas), pero definitivamente dejas mucho menos que en México.
- La cantidad de alcohol en las copas: aunque caras, las copas te las sirven de hombre: poco más de medio vaso highbolero, y te dan el restante de la botella de refresco.
- La comunidad profesional: en Madrid existe un sentido de comunidad muy fuerte entre los profesionales que se dedican a esto del diseño de interacción, HCI, usabilidad y demás. Fui a una reunión de Cadius, estuvo genial.
- Los museos: casi se me caen los pantalones cuando fui al Thiessen y al Prado. En realidad necesitaría un día entero para cada salón de ambos museos. Lástima que me perdí el Reina Sofía.
- La arquitectura: a la vuelta de cada esquina hay algún edificio, viejo o moderno, que te llamará la atención.
- La apertura social: el matrimonio entre personas del mismo sexo ya es una realidad, mientras en México seguimos discutiendo las sociedades de convivencia.
- IKEA: Quedé boquiabierto con IKEA, ya había leído acerca de esta tienda, pero de verdad es una experiencia que mola para cualquier diseñador, economista o sistemólogo que no la haya visitado.
- La gente: Ludita rulea, Cosmonauta rulea, Beco rulea, Sam rulea, y básicamente toda la gente que conocí rulea (no menciono a todos porque estoy seguro de que se me van a pasar algunos).
Lo malo
- Los precios: no dejaba de impresionarme el costo de absolutamente todo. Lo único que vi más barato es el internet (gracias Telmex!), el jamón serrano, el aceite de olivo y el vino.
- Algunos paternalismos estatales: casi no venden medicina sin receta médica (excepto lo más básico, aspirinas, jarabes para la tos y cosas del estilo). No venden botellas en tiendas después de las 10pm. Sólo venden cigarros en estancos (tabaquerías) y en bares.
- La temperatura: con excepción de mi infancia en Canadá, jamás había sentido tal frío. No conozco el calor Madrileño, pero viendo las temperaturas en verano supongo que es un infierno.
- Los churros con chocolate post-copas: de verdad intenté esta adaptación cultural. Terminó gustándome prácticamente todo de Madrid, pero esta fue la excepción.
Los mitos
- El término emparedado: los españoles creen que los mexicanos le decimos emparedado al sandwich, nosotros creemos lo mismo de ellos. Ambos le decimos sandwich. Supongo que se debe a los doblajes en "español internacional".
- El agua es muy cara: el agua se toma de la llave (grifo), y --en inviero al menos-- sabe deliciosa.
- Los europeos no se bañan diario: mentira (al menos esa fue mi percepción, para ser sinceros no andaba preguntando acerca de esto).
- El español mexicano es más americanizado que el de España: sí, seguro le decimos computadora al ordenador, pero ustedes le dicen parking al estacionamiento. Y muchas otras cosas que por el momento no recuerdo.
Lo curioso
- Muchos procesos automatizados: si entras a un establecimiento cualquiera verás muchos menos empleados que en México. Yo supongo que es por los salarios. Entré a un Pizza Hut con tres empleados, en México posíblemente hubiera tenido diez. Hay máquinas expendedoras de todo (incluyendo renta de películas, venta de boletos del metro y "diseña tus propias tarjetas de presentación").
- Lima → limón: a lo que nosotros llamamos lima, ellos llaman limón. Y viceversa.
- Voy a por: "Voy a por cigarros" es una expresión completamente normal. Para comprender cómo le puede sonar extraño a un mexicano, es como si yo dijera "vengo de desde México". Dos preposiciones contiguas = curiosidad lingüística.
- No existe el agua mineral: Los españoles llaman agua mineral al agua embotellada.Existe el agua gasificada, pero --como es de esperarse-- es agua natural con gas. Lo más cercano que probé al agua mineral fue el sifón.
- Las reglas para saludar y despedirse son diferentes: todos sabemos que los españoles se saludan con dos besos (y entre hombres dándose la mano), pero hay reglas más sutiles. La que más me saltaba a la vista: no saludas de mano o de beso a las personas que ves a diario.
- Los electrodomésticos: Los refrigeradores tienen el congelador abajo y el refrigerador arriba. La lavadora generalmente está en la cocina, y casi todas las casas tienen lavatrastes.
- Bimbo y VIPS: hay pan Bimbo y restarantes VIPS en España, me parece que ambos se pueden trazar a orígenes mexicanos, pero en cierto momento se independizaron y ya no tienen relación con sus contrapartes mexicanas.
Cosas que no comprendo
- Porqué el metro tiene botones o palancas para abrir la puerta: ¿cual es la desventaja de que las puertas se abran automáticamente cuando el tren hace la parada?
- Los términos de la comida son muy diferentes: el tocino es beicon, la res es ternera, los camarones son langostinos, las rebanadas son lonchas, y muchos otras cosas.
- El metro viaja en sentido contrario: según me dijeron se debe a que lo construyeron ingleses. Pero nunca me acostumbré, siempre esperaba que llegara del otro lado.
- Muy pocos niños: era casi como la película Los niños del hombre ("Children of Men"), la tasa de natalidad es aproximadamente la mitad que en México pero pareciera que es menor. Tal vez no los dejen salir a jugar a la calle, o las familias viven en los suburbios, o Madrid en específico tiene una tasa de natalidad menor.
En conclusión
De huevos! Eso es todo lo que me queda por decir.