Últimamente he estado pensando en cambiar mi celular. No es que me funcione mal: la pila le dura casi una semana, tiene buena recepción y hace todo lo que yo necesito, ni más ni menos.
Pero tiene un problema: es demasiado pequeño.
Hay una carrera frenética por miniaturizar todo, pero parece que nadie se detiene a pensar si es realmente necesario. Llega un momento en el que se sacrifica demasiado a costa del tamaño, y en el caso de los teléfonos móviles, creo que hemos llegado a ese punto.
La gráfica anterior muestra la superficie aproximada de mi dedo gordo contra mi celular. Ahora bien, hay quién afirma que tengo dedos cabezones (y tal vez sí), pero dudo mucho que haya alguien de dedos normales a la que le parezca cómodo mandar mensajes escritos desde este modelito.
Sin duda el requisito indispensable de un celular es que quepa cómodamente en el bolsillo de tu pantalón, y en ese caso menos tamaño es mejor. El problema es que hemos heredado la interfaz de los teléfonos de tonos de los '80s, y conforme los teléfonos se han ido empequeñecendo, la interfaz también. Si queremos seguir por el camino de la miniaturización es necesario encontrar una interfaz adecuada para superficies mínimas.
Apple lo logró con el iPod Mini, retiró los la hilera de botones y los integró al scroll wheel. ¿Cuál es la solución para los celulares? No tengo la menor idea.